El protector solar es un imprescindible en nuestro neceser durante todo el año, y aún así continúa generando ciertas dudas que se repiten verano tras verano. ¿Cómo funciona? ¿Qué es el SPF? ¿Qué significan los famosos números? ¿Cada cuánto tiempo debemos reaplicarlo? Lena de Pons, farmacéutica experta en dermofarmacia, escucha estas y otras tantas preguntas similares a diario en su pequeña farmacia de Martinet, en La Cerdanya, especialmente ahora que el verano está al caer y las temperaturas en imparable ascenso. Hoy, nos revela el manual de uso definitivo (y resuelve todas nuestras dudas) sobre la protección solar.
¿Cómo funciona el protector solar?
La experta responde: “Los activos que dotan a una crema solar de una función protectora ante la radiación solar, valga la redundancia, son los filtros solares. Existen dos tipos: los filtros químicos u orgánicos, y los minerales o inorgánicos”, comienza explicando. “Actúan de manera distinta: los filtros minerales —que comúnmente encontramos en fórmulas pediátricas y para pieles sensibles— no penetran la piel y actúan como un espejo reflejando la radiación, por eso dejan la piel blanca (lo que vemos en realidad es luz reflejada). En cambio, los filtros químicos actúan absorbiendo la radiación solar y transformándola en calor; estos sí penetran la piel, y a diferencia de los filtros minerales no dejarán ningún rastro aparente”, explica.
¿Qué significan los números del SPF?
La eterna cuestión, ¿serán los minutos que te protege? ¿Harán referencia a la intensidad del escudo protector? De Pons soluciona la incógnita. “El SPF responde a las siglas de Factor de Protección Solar en inglés, y se trata de un valor multiplicatorio que cuantifica la protección que ofrece una crema solar frente a los rayos UVB —responsables de eritrema solar y parte del fotoenvejecimiento—. Un SPF 50, por ejemplo, hará que la piel aguante 50 veces más tiempo expuesta al sol antes de quemarse, aunque cada dermis es un mundo y muestra una resistencia distinta frente a la radiación solar”. Por fin, duda resuelta.
¿Cada cuánto tiempo debemos reaplicarlo?
“Si revisamos las recomendaciones de los fabricantes de protectores solares, todos coinciden en que dichos productos se deben reaplicar cada 2 horas. Suelo recomendar aplicar una fórmula densa (que no es sinónimo de grasa ni pegajosa) para una primera fotoprotección en casa, para garantizar que se aplica la cantidad adecuada y no se olvidan zonas. Luego, para la reaplicación a lo largo del día, recomiendo fórmulas más ligeras, como XperSun Urban de Singuladerm. Personalmente la aplico por encima del maquillaje y ni lo emborrona ni se percibe, de hecho hasta lo matifica. También puedes optar por brumas o polvos con SPF50, aunque mi formato favorito para reaplicar el filtro solar es el formato stick, concretamente I’m Derma de Suntique, que deja la piel con la sensación de haber aplicado polvos”, aconseja la experta.
Cómo escoger el protector solar ideal
Partimos de la base de que cualquier crema solar que se comercializa en Europa (en canales autorizados) y que refiere un SPF debe cumplirlo siguiendo la normativa Europea. Así, podemos estar tranquilos al adquirir una crema solar ya sea en farmacia o no, porque siguiendo el reglamento europeo debe ofrecer la protección que reivindica. “Mi recomendación siempre es optar por protectores solares que indiquen SPF50 o SPF50+, porque así el SPF se tendrá que reaplicar menos frecuentemente. Antaño, las fórmulas con un alto SPF tenían mala cosmeticidad, así que las familias reservaban estas cremas para la playa —esos solares aceitosos, pegajosos, y con ese olor tan característico que todos asociamos a vacaciones—. Afortunadamente, el mercado de cremas solares ha incrementado enormemente ante una creciente demanda reflejo de la toma de conciencia sobre la prevención del daño solar, y así la industria cosmética ofrece cada vez más y mejores productos. Partiendo de los filtros que se han expuesto, cada laboratorio armoniza una sinfonía de ingredientes para conseguir texturas insuperables (idealmente imperceptibles) y una protección frente a la radiación solar sublime”, puntualiza. “En cuanto a las texturas, entra en juego el gusto de cada uno. Como al adquirir cualquier otro producto de cuidado facial, debes tener claro tu tipo de piel, tus necesidades y tus objetivos. Pon atención a lo que reivindica el protector solar: si es efecto matificante, efecto glow, seborregulador, antirrojeces… Si el producto está bien formulado, además de protegerte adecuadamente, su textura y estos ‘extras’ serán una ayuda a mayores adecuada a cada tipo de piel.”
Tomado de Vogue.es